Everest Exprés: Cómo aspirar xenón (y ego) a 8.849 metros de altura

Porque si vas a morir haciendo el ridículo, al menos que sea con clase. Y con gas noble.

Resulta que ahora escalar el Everest en una semana ya no es una hazaña solo reservada a los necios con tiempo, sino a los necios dopados con xenón y cuentas bancarias que harían llorar a un oligarca ruso. Así lo reporta nada menos que The New York Times, que nos cuenta con una seriedad casi poética cómo un grupo de británicos inyectados de gas noble (y noble arrogancia) lograron lo impensable: comprarse el Everest en cuotas.

Cuatro escaladores británicos posan en la cima del monte Everest el miércoles después de prepararse para la escalada con gas xenón. Sacada de acà.

No estamos hablando de un Red Bull con esteroides, no. Esto es xenón, un gas noble que alguna vez se usó como anestésico… y ahora como atajo a la cumbre. Al parecer, respirar esta sustancia estimula la producción de eritropoyetina (EPO), la misma hormona que ha adornado carreras ciclistas y ahora transforma a ejecutivos aburridos en supuestos “alpinistas exprés”. Porque claro, ¿por qué pasar semanas aclimatándote en el Himalaya como un idiota, cuando puedes volar, inhalar, y llegar al campamento base con tu coach motivacional y tu dron personal?

Sí, $154,000 dólares (más impuestos y propina para los sherpas, si te queda un poco de dignidad). Con esa suma puedes subir al Everest en solo tres días, sin haber hecho trekking en tu vida. Te suben, te bajan y te entregan una foto con filtro épico que grita: “Yo estuve allí (pero apenas lo recuerdo, porque estaba sedado)”. Un paquete de emociones prepagas para quienes confunden experiencia con souvenirs.

Mientras tanto, las voces serias del alpinismo (esas que aún creen en la ética, el esfuerzo y en no morir congelados por estupidez) están levantando la ceja. La UIAA cuestiona el uso de xenón por sus efectos cognitivos y el aumento del riesgo de edema pulmonar. Pero hey, ¿qué es una embolia entre amigos cuando puedes tener 500 likes?

Y como guinda sobre esta torta de ambición narcisista, tenemos la postal final: un basurero de lujo. Tiendas abandonadas, botellas de oxígeno, drones caídos y egos inflados congelados entre glaciares. El Everest ya no es la cima del mundo. Es el decorado gélido de una distopía con Wi-Fi.

Lo que alguna vez fue el santuario del sufrimiento humano ahora es simplemente una rampa de lanzamiento para influencers de LinkedIn, motivadores de Instagram y ejecutivos con exceso de tiempo y carencia absoluta de propósito. El futuro del montañismo no está en las montañas, sino en los algoritmos. Todo está diseñado para alcanzar la cumbre… de tu feed.

Sube por vanidad, baja por helicóptero.

Imagen sacada de acá sobre la realidad del Everest.

Autor: Gatooscuro

Co-fundador del extinto quey.la #bloguero desde el 2014, Forum traslater, ex-moderador #quey.org , Colaborador DarkOnion, traductor de algunos anuncios de la comunidad #GNU #Linux y pensador Colombiano.Todo tiene una razón de ser.Blog oficial: https://gatooscuro.xyz

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