Hay una pregunta que parece absurda, pero no lo es: ¿Cuánto pesa tu forma de escribir?
No hablo de cuántos kilobytes ocupa un archivo de Word. Hablo del peso exacto —o al menos estimado— de lo que te hace escribir como tú. Ese “tú” que deja huella en cada coma, en cada pausa dramática, en cada suspiro que el lector siente pero que nadie deletrea.
La idea nació jugando con una IA (sí, esa misma que me ayuda a labores repetitivas del trabajo y dilemas sin resolver). Le pregunté qué tan pesado sería un perfil capaz de replicar mi estilo de escritura. Su respuesta: unos 10 a 15 MB de texto comprimido si quiere imitarme bien. Varios GB si quiere entenderme de verdad.
- ~2–5 GB si se almacena el blog, anotaciones, correos, toots, vídeos cortos relevantes y diarios.
- ~10–15 GB si se incluyen grabaciones de voz, afinación por emociones, decisiones editoriales, versiones descartadas, y elementos audiovisuales asociados.
A continuación un recuadro hipotético describiendo el tipo de información que se necesitaría para afinar algún modelo de aprendizaje según “tu forma de escribir”:
Tipo de Información | Tamaño estimado |
Léxico personal y uso de expresiones | ~1 MB |
Estilo narrativo (ritmo, pausas, tono) | ~2–3 MB |
Metáforas, comparaciones y giros estilísticos | ~2 MB |
Temas recurrentes y opiniones personales | ~1–2 MB |
Formato estructural de tus textos (blog, etc.) | ~1 MB |
Influencias (autores de todo los tipos) | ~1 MB |
Historial de interacciones y afinación de estilo | ~1–3 MB |
Comportamiento editorial (correcciones, dudas) | ~500 KB |
Y ahí explotó algo en mi cabeza.
¿Qué pasaría si pudieras tener tu propio modelo de escritura personalizado? Uno que conociera tu cadencia, tu rabia, tus silencios. Que supiera cómo torcer una frase para que duela o cómo usar un punto suspensivo para que parezca una despedida. Un modelo entrenado no en bases de datos impersonales, sino en tus textos, tus pensamientos, tus contradicciones.
¿Te imaginas eso? Un clon literario tuyo. No un robot sin alma, sino un espejo afinado.
Y no es ciencia ficción. Es algo que puede hacerse ahora mismo con suficiente material tuyo. Con unas docenas de artículos, algunas correcciones, tus notas del celular, tus toots más honestos, tus textos descartados (esos que guardas como si dolieran)… podría entrenarse un modelo que escriba como tú ¿El resultado? Una extensión de ti. Una IA que no predice palabras: predice tu forma de ver el mundo..
Y eso —te lo aseguro— vale más que cualquier filtro de Instagram o intento de “personal brand”. Porque no es una máscara. Es la colección de todas tus máscaras.
Tal vez no puedas digitalizar tu alma. Pero sí puedes comprimirla. En 10 MB o en mil preguntas no resueltas. En un archivo .txt con tu voz tatuada entre líneas.
Porque incluso en esta era de algoritmos, tu forma de escribir sigue siendo lo más humano que tienes.
De hecho, algo así he comenzado a probar con Me.bot quién promete aprender de ti, tener algo así cómo “memoria” y entenderte… no me extiendo más sobre el porque la idea es que cuando lo tengo bien afinado escribir un poco sobre el mismo y mi experiencia utilizando tal servicio.
Saludos y gracias por leer; quedo atento a cualquier corrección y/o aporte.
