Acabo de terminar un episodio de Black Mirror, ese que continúa la historia del USS Callister, y vaya que he quedado anodadado. He disfrutado ese capítulo como ningún otro; de hecho, muchos de mis pensamientos internos los he visto reflejados allí. Es como si tuviéramos un reflejo de posibilidades de multiversos y todo lo que conlleva. Sí, mucha ciencia ficción, pero estoy seguro de que, en algún punto, esto podría ser en algún porcentaje realidad. De hecho, a continuación anexaré un breve fragmento que pueda dar luz sobre lo que afirmo desde la ciencia y la tecnología, de lo que se conozca al momento.
Desde el punto de vista de la ciencia moderna, estas ideas no son solo fantasía filosófica: existen marcos teóricos que las abordan con seriedad. Por ejemplo, Max Tegmark clasifica el concepto de multiverso en cuatro niveles: el nivel I habla de un universo infinito y ergódico, donde regiones con condiciones idénticas a las nuestras —y quizás una versión idéntica de ti— podrían existir a escalas inimaginables.
Por otro lado, la interpretación de Muchos Mundos en la mecánica cuántica —propuesta por Hugh Everett— sugiere que cada decisión cuántica genera bifurcaciones reales del universo, formando ramificaciones paralelas en las que cada posible resultado se concreta.
También hay teorías como la de inflación eterna, donde universos “burbuja” emergen repetidamente con leyes físicas distintas —potencialmente creando realidades con reglas que no alcanzamos a imaginar.
El físico Lee Smolin, analizando la fina sintonía del cosmos para permitir la vida, concluyó que la probabilidad de un universo como el nuestro por azar es equivalente a 1 en 10^229 —una cifra tan diminuta que empuja la idea de que vivimos en una región afortunada de un multiverso inmenso.
Y aunque todavía no hay evidencia empírica directa, algunas observaciones en el fondo cósmico de microondas —como posibles huellas de colisiones entre universos bolsa— han sido propuestas como formas de confirmar o refutar estas teorías.
Y sí, anteriormente he escrito como si no conociera lo que puse y, de hecho, al momento de escribir esta línea no sé qué he puesto, todo porque lo he ido escribiendo de corriente, sin guion, sin soporte en línea como suelo hacer. Por lo general, siempre tengo algún material o varios de fondo como para tener una base de conocimiento desde donde partir; en este caso no. Simplemente quiero saber qué puedo escribir siendo las 7:00 a. m., con el sueño interrumpido varias veces durante la noche.
Bueno, en resumen: ayer en la madrugada salí de mi trabajo. Como siempre, pensé que iba a ser un día demasiado productivo porque justo coincidía con mi descanso después de 5 noches, pero no… después de 5 noches solo tu cuerpo desea descansar. Dormí de corrido casi hasta la madrugada, luego vi unas cuantas películas, jugué un poco al Minecraft y me quedé dormido.
Posteriormente, la siguiente noche ya mi sueño estaba bastante roto, por lo que me despertaba por lapsos. Consumía algo de contenido en internet como para no perderme de la actualidad y así poder escribir un poco, que es lo que más deseo, aunque… la inspiración viene y va. Hasta la madrugada, que me desperté como por tercera vez y decidí ver un poco de anime. Sí… no suelo ver anime, pero una chica que conocí por redes me recomendó Jujutsu Kaisen, así que procedí a ver qué tal. Me gustó, no es la gran cosa, pero me atrapó, y de allí procedí a buscar algo reciente de Black Mirror, una de mis series favoritas y que creo que, a nivel general, es de lo mejor de todos los tiempos. Todo por su enfoque y desarrollo, algo muy adelantado a esta época y lo que se viene.
Referente a eso de los universos paralelos o múltiples dimensiones, siempre he tenido una extraña idea en mi cabeza. Es difícil de explicar y mucho más procesarlo, teniendo en cuenta que no soy ningún experto en el tema, simplemente un mortal con algo de imaginación. Y pues, lo único que se lleva conmigo extrañamente bien es la filosofía y la tecnología.
La cuestión es que, en resumidas cuentas (tampoco puedo profundizar porque no sé explicarlo), creo que coexistimos con nosotros mismos. O sea, personas exactamente iguales a nosotros, con nuestras propias vidas. ¡Eh! Qué confuso… Me explico: tenemos tramas paralelas, en donde hacemos básicamente lo mismo, pero en diferentes planos, sin chocar o afectar a nuestra realidad actual, o la que —quién sabe— cuál sea la “realidad”. Puede haber diferentes versiones de lo que consideramos realidad: realidad_1, realidad v1, realidad.1, pre-realidad, beta-realidad o lo que sea: infinite_realidadx10.
El caso es que considero que somos casi como un programa de computadora destinados a cumplir un rol. Cuando por alguna razón alguien tiene un final fatídico, es como si en una de esas realidades se le hubiera acabado su tiempo. Por eso, con el tiempo, las “muertes” parecen normales y convivimos con ellas día a día, aunque sabemos que en algún momento nos va a tocar. Quizás no sea el momento de que se nos acabe el tiempo de juego en la realidad actual.
¿En algún momento has creído recordar algo que quizás ya hiciste? Sea en sueños o mientras realizas una tarea concreta. Pues sí, básicamente déjà vu. Yo creo que es casi como una manifestación de lo que sucedió o sucede en otra realidad. Es como si hubiera momentos de “fallo en la realidad” y esos lapsus mentales nos recordaran que somos parte de esa coexistencia de realidades, aunque no sepamos comprenderla. Porque claro, hasta el momento no tenemos explicación para ello. Nadie ha llegado tan lejos… todo son teorías de conspiración, ciencia ficción y quizás brotes psicóticos, qué sé yo.
¿Sabes qué es lo más impactante que he sentido en algún momento? He tenido la sensación de coincidir con la otra realidad, y eso me lleva a una idea: el momento y lugar indicados en que ambas versiones coincidan entre sí realizando determinada acción al mismo tiempo. Un choque de energía inexplicable. En algún momento he sentido eso, como si por alguna razón fuera a terminar “chocando” o proyectando energía que transciende más allá de lo que puedo comprender. O explicado de forma más simple: en algún momento he sentido, cuando avanzo hacia una puerta y lentamente pongo mi mano en el mango, una chispa de energía, un destello mental. Coincidiendo por un lapso de unos segundos, pensaría que al abrir me encontraría conmigo mismo.
