Durante estos días he tenido una extraña sensación de enfermedad en mi cuerpo. De vez en cuando me siento un poco inestable, a pesar de seguir una alimentación normal, un régimen estricto de entrenamiento y quizás algo de descanso (poco menos de 7 horas diarias). Llega un punto en el que siento que me consumo por dentro.
Generalmente, soy muy malo para ir al médico. Soy de los que asiste a un hospital solo en casos extremos o por obligación, porque sé cuál es el pésimo servicio que hay a nivel general. No hay ningún régimen de salud bueno en la actualidad, he tratado de buscarlo y no lo encuentro. No es que sea pesimista, pero los hechos y las estadísticas actuales lo demuestran. Anteriormente, me encontraba en el régimen de Savia Salud, por suerte migré de esa EPS mala (a punto de ser liquidada) a una un poco mejor, según se tiene entendido, que es Sura (no estuve muy confiado).
La cuestión es que el cambio ha sido tremendo. Se nota un servicio un poco más moderno y actual, ya que puedes realizar la mayoría de diligencias online. Pero, ¿por qué nos sorprende? Estamos en 2023, debería ser una obligación para el resto de prestadoras de servicios, sea lo que sea. Deben mantener una buena sincronización con la internet actual. ¿Por qué carajos se quedan en el pasado? Eso jamás lo entenderé. Sus directivos al parecer se apegaron al papel (y el algodón, ¡hermosos billetes! – tremenda referencia). El caso es que Sura sí resultó ser un poco mejor servicio, pero he tenido una situación un tanto desagradable.
Mi labor acapara la mayor parte de mi tiempo. Trabajo 12 horas diarias, con al menos 2 días de descanso por semana (no fijos), por lo que mi organización en el calendario para cuadrar fechas especiales, eventos y demás tiene que ser demasiado estricta. Abrazo cada minuto, aunque no lo parezca.
La mayoría de prestadoras de servicios de salud suelen darte un tiempo de agenda de cita para mucho después. Me explico, dependiendo de la urgencia y ocupación, pueden darte hasta dos semanas de espera en la agenda, e incluso un mes. Son de esas citas que cuando las pides enfermo, llega el día y ya no estás enfermo, tu cuerpo se cura, o bueno, resulta más efectiva la automedicación (aunque no esté recomendada ni respaldada por expertos), en fin.
Durante este año, he pedido alrededor de dos citas, una de ellas fue para la revisión de mis oídos, ya que sentía algunas molestias. Después de esperar un mes (me programaron para ese tiempo), finalmente tuve la verificación con una doctora malgeniada que atiende de manera descuidada. Ni qué decir de las chicas de atención al cliente, quienes suelen dar los fichos de atención equivocados por estar distraídas.
La doctora me revisó y detectó que ambos oídos estaban un poco tapados, por lo que me agendó una cita para un lavado… ¡Pero para dentro de un mes! No pude esperar más y decidí pagar de manera particular en el consultorio de otra doctora, quien me revisó y me dijo que lo que tenía era tan leve que podía tratarse desde casa con unas gotas. Por lo tanto, el cobro de esa consulta no fue barato y resultó ser un desperdicio.
La segunda cita más reciente fue para un examen general, ya que me sentía algo inestable desde hace algún tiempo y necesitaba una revisión para saber de qué se trataba y cómo es la norma, me agendaron una cita para el mes siguiente, por lo que estuve impaciente cada día para poder asistir. Me acuerdo de que esa noche estaba de turno en el trabajo, salía a las 6:00 am. Mientras llegaba a casa, serían las 7:50 am y tenía la cita programada para las 2:00 pm, así que dormí 6.5 horas (casi no me levanto). Me sentía muy cansado, así que me levanté casi a la 1 pm, me organicé rápidamente, cociné algo rápido para poder almorzar e ir al lugar que por suerte quedaba a unos 20-30 minutos de casa. Parecía que iba a buen ritmo en esa dirección, todo parecía marchar bien. Me sentía bien por dirigirme a ese sitio después de tanto tiempo de espera, ¡aceleraba el paso como nunca antes!
Ironías de la vida: mientras ingresaba al edificio, eran las 2:00 pm. Mientras subía en el ascensor, el tiempo pasaba cada vez más rápido. Luego, me dirigí a recepción para registrarme. Miré el reloj y eran las 2:05 pm. Mientras me llamaban desde recepción, el reloj marcaba las 2:13 pm. Cuando me presenté amablemente a la chica según mi turno de atención, ella me dijo:
+”Señor, lamento informarle que la cita programada estaba para las 2 pm y la política de espera solo permite 5 minutos. Por lo tanto, tendrá que reprogramarla”…
-“Hmmm, ¿en serio?” (frunció el ceño, mostrando mi descontento).
+”Ya me comunicaré con el doctor para ver si puede atenderle en otro momento.”
-Pasaba el tiempo y mi nerviosismo aumentaba.
+(Atiende el celular) “Señor, acabo de hablar con el doctor y lamentablemente no será posible atenderle. Tendrá que reprogramar la cita.”
-… “¡Carajo!” (hago un esfuerzo por no ser grosero) y me retiro frustrado.
¿Cómo es posible este maldito suceso? ¿Hasta dónde ha llegado la medicina con esta blasfemia? El Estado no debería de permitir esto. ¡Qué tal que me regalarán el servicio! Pero mes a mes tengo un descuento de mi nómina, donde según mi porcentaje de ganancia, se realiza el cálculo de retiro para un mayor seguro. Aun así, ¿de qué vale? Ni siquiera se esfuerzan en atendernos.
¡Maldito sistema de salud paupérrimo! Odio con todo mi ser a los prestadores de salud… espero nunca tener que regresar (obvio sé que no es posible, con la edad la salud empeora).
Y esa es mi triste historia de hoy, buen día.
JAJAAJ , suerte la tuya, al menos doctores fueron los tuyos, en mi caso fueron las recepcionistas que me hicieron un chequeo a ” ojo ” y diagnosticaron que tenia COVID, me mandaron a la zona de covid y la tarada de la doctora se enojo conmigo por no saber que tenia.
Después tenés al imbécil que me atendió en guardia y me recetó medicamento que empeoro tooodooo, al final tuve que ir con un familiar al día siguiente y otro doctor me atendió y me dijo ¿quien te dio esto? Esto ayudo a empeorar.
Debo de admitir que tu caso es mucho peor de lo que me sucedió, cuestiones que jamás deberían de ocurrir y se supone que cuando un profesional de la salud de gradúa, cómo tal, hace una promesa en servir con calidad/honestidad, dando sus mayores esfuerzos para preservar la vida, pero hay casos en los que dicha promesa queda en el aire.
Saludos; gracias por leer.