Creo que en los últimos meses he repetido bastante que he estado muy ocupado en el trabajo y estudio, por ende la ausencia en escritura y sí, ya es algo cansón volver a repetir tal texto, pero… a decir verdad es algo que debo destacar para que se me entienda. Además, siendo sincero… hace rato no veo material interesante para inspirarme a escribir sobre algún determinado tema tecnológico.
Hace unos días experimenté una escena de lo más surrealista en mi trabajo, una que me dejó pensando bastante durante un tiempo y me hizo reflexionar acerca de mi continuidad en el lugar (otra vez). ¿Ya había sucedido? Parece que la historia se repite en antiguos puestos, aunque… esta vez sí fue de lo más ilógico posible, y por eso decidí escribir sobre ello. Quizás no seré el único que presencie tal escena de estupidez.
Durante la existencia de este blog he logrado escribir en diferentes ocasiones sobre distintos tipos de herramientas de productividad, de “lifehacks”, de cómo ser más productivo, de cuáles son mis hazañas para lograr cumplir con los objetivos en mi puesto de trabajo a pesar de la compleja labor y el sobrecargo, y un sinfín de detalles que básicamente se resumen en: utilizar software tipo Notion, Anytype u otra alternativa que sirva como un segundo cerebro donde se centralice toda la información importante para gestionar un trabajo como el mío, que requiere manejar información de todos los tipos. Además, una buena sincronización de tiempos, ya sea por medio de calendarios o con gestores de tareas y tiempo al estilo Kanban. Por otro lado, me apoyo en notas para textos efímeros; este último sí es el por defecto de Windows (que es el PC con el que laboro), y ya el resto lo hago totalmente en Excel (planillas generalmente sobre reportes, ingresos, claves y etc.). Sin la combinación de esta fórmula, creería que no podría cumplir con mi labor en lo absoluto.
Aunque lo de “no cumplir” es muy relativo, porque antes de esta empresa estuve en una donde se manejaba casi el 70 u 80% de los procesos en papel físico y, créanme, no era pan comido. Era casi como vivir en el trabajo, casi siempre con trabajo represado, retrasado y demás… Nuestra única fórmula de productividad en ese sitio era utilizar un pizarrón gigante con marcadores no permanentes para anotar eventos, fechas y pendientes… aun así era un lío constante. Creo que eso fue determinante para que me hiciera a un lado, sin contar la denigrante forma de trabajar de su gerente principal.
El caso es que, cuando pasé a este sitio, creí que no iba a encontrar un lugar peor y bueno, hasta el momento sigo sosteniendo dicha afirmación, aunque… a pesar de que cuando comencé en este sitio se veía a leguas la cantidad de tecnología y plataformas que utilizaban, quienes laboraban acá no la explotaban al 100%. Lo que conozco actualmente lo he aprendido gracias a mi curiosidad por revisar y experimentar día tras día el funcionamiento de cada cosa. ¿Y saben qué encontré? A pesar de que existía la tecnología, no se aprovechaba; no había un flujo de trabajo establecido, no había productividad como tal, por lo que tuve que ingeniármelas al inicio.
Kaban
Cita de Wikipedia: “Kanban (看板?), cuyo significado es letrero o tarjeta en japonés,[1] es un sistema de información que controla de modo armónico la fabricación de los productos necesarios en la cantidad y tiempo necesarios en cada uno de los procesos que tienen lugar tanto en el interior de la fábrica, como entre distintas empresas.
También se denomina “sistema de tarjetas”. Pues en su implementación más sencilla utiliza tarjetas que se pegan en los contenedores de materiales y que se despegan cuando estos contenedores son utilizados, para asegurar la reposición de dichos materiales. Las tarjetas actúan como testigo del proceso de producción. Otras implementaciones más sofisticadas utilizan la misma filosofía, sustituyendo las tarjetas por otros métodos de visualización del flujo.
El Kanban se considera un subsistema de método justo a tiempo (JIT)”.

El Kanban para mí fue mi salvación en esta nueva empresa, y todo porque, a pesar de que había implementado todas las anteriores herramientas que les mencioné líneas más arriba, aún faltaba algo. Sentía que mi trabajo no se aprovechaba al máximo y que estaba perdiendo demasiado tiempo en tareas innecesarias. Además, a pesar de que éramos un equipo de 4 personas, solo 3 nos coordinábamos para hacer un seguimiento de eventos. Muy a pesar de ser mayoría (3 > 1), esta última persona tenía un cargo de responsabilidad más alto que nosotros, por lo que nos imponía sus pendientes sin importar la forma… y esta persona siempre nos estaba bombardeando casi al finalizar nuestro turno con mensajes de WhatsApp sobre ciertas tareas. Era algo molesto… cumplir con todo lo del día, estar prácticamente cerrando, y que de la nada alguien empiece a mandar pendientes como si nada, sin la cortesía de hablar (muy a pesar de que teníamos las oficinas pegadas, sin divisores), además de lavarse las manos con el chat de WhatsApp: “Si no lo hace, pues queda el comprobante de que lo leyó cuando se lo mandé”. Esta persona es alguien demasiado irritante, pero como todo un profesional que soy… todo el tiempo estoy pasando de ella. Aunque me preguntaba: ¿cómo mejorar esto? Pues lo más inteligente fue mostrarle mi Kanban que monté en mi servidor y muy humildemente ofrecerme a enseñarle su manejo y la integración. ¿Adivinen qué hizo? Se negó rotundamente; según ella, era una plataforma para culpabilizarla en todos los casos de que algo saliera mal por “los soportes” que genera… concepto que no entendió por más que se lo explicara una y otra vez.
Me rendí. Pasé de enseñarle a dicha persona y seguimos pensando: ¿qué más puedo hacer para no quemarme en la labor? Pues… me puse de acuerdo con mi equipo (los 3) de hacerlo nosotros, y que las tareas que aquella persona enviaba igualmente las íbamos a agregar manualmente, manejando los soportes nosotros mismos. ¿Qué podía salir mal? Pasaron los meses.
Un día llegué bien tranquilo a mi trabajo y, de la nada, dicha persona me reclamó:“¿Cómo es posible que estén utilizando tal plataforma sin aval del personal de calidad, sin autorización?” Le expliqué una y otra vez el concepto del mismo y que no estaba realizando nada inapropiado. Siguió, una y otra vez, refutando mis argumentos, por lo que procedí —antes de que se desbordara mi paciencia— a expresarle: “Pon la queja en la reunión.” Y sí… al día siguiente había reunión. Todo bien. Yo estaba ansioso por hacerla quedar mal en público, debido a que esta persona es muy impertinente y cansona, pero a última hora me enteré de que estaba en su día de cumpleaños, por lo que bajé mis armas y, cuando comenzó la reunión, quedé en silencio. No toqué el tema. Ella, por su lado, expuso un tema de la semana que había sido muy incómodo a nivel general (tema operativo). Cuando creí que todo iba a morir ahí, comenzó a hablar sobre la plataforma y a echarme culpas… no saben la rabia que me dio en ese instante. Se me subieron los demonios a la cabeza, pero intenté autocontrolarme… todo mundo me miraba y la miraba a ella. Finalmente, mis jefes directos hicieron varios comentarios, pero para resumir, hicieron una pregunta: “¿Funciona?” Sí. “Si funciona, no hay problema.” Todo parecía excelente. Yo di mis argumentos y me sentí con la razón. Pero de la nada entró el gerente alegando… expresando: “Yo no sé ustedes por qué se quejan del trabajo.” Y yo, de una, expresé que nadie se estaba quejando. Él siguió hablando, se devolvió 20 años al pasado cuando él trabajaba de forma ardua, y nos contó su experiencia reprochándonos nuestras quejas. Todo fuera de lugar… discutiendo por algo que no tenía ni puta idea. Fue surreal… tan estúpido que quise gritar en ese momento cuánta cantidad de cosas, pero solo bajé la cabeza y me dije a mí mismo: “No puede ser, tremendo circo.” Se acabó la reunión y me fui para mi casa decepcionado por tener que compartir espacio con gente tan absurda.
De ahí mi afirmación: “Cuando destacar se convierte en un problema para otros.”¿A quién le puede hacer daño un Kanban? Pues… a dicha compañera. Y si se lo preguntan, sí, aún seguimos trabajando de lo más normal con tales herramientas; solo la ignoramos a ella.
Actualización del 2/12/2025
Días después de lo descrito en este artículo, la chica tuvo un fallo en la operación, decepcionando al cliente y a los jefes de la empresa, lo que la puso en evidencia y demostró que su flujo de trabajo, basado en notas en cuaderno y memoria, no está funcionando. Posiblemente, obtenga una sanción por el error que cometió, lo cual, de cierta forma, me alegra porque es una enseñanza de que debe concentrarse más en su trabajo que en el de los demás.

