El software privativo a menudo es malware: Por qué soy un defensor del software libre

Mi transición al software libre no fue repentina; se dio gradualmente a medida que fui descubriendo las ventajas que ofrece en comparación con el software privativo. Además, debo agradecer al Dr. Richard Stallman por sus charlas y su persistente lucha por difundirlas en todo el mundo, ya que sin ellas no habría tenido conocimiento de este movimiento. Es admirable su activismo constante a lo largo de los años, aunque en la actualidad se vea afectado en cierta medida debido a sus detractores que han logrado silenciarlo en cierta medida.

Siempre que escribo sobre anonimato, privacidad o activismo en la red, suelo mencionar cómo antes era considerado una locura afirmar que existía la cibervigilancia, que había miles de rastreadores en la red y que estábamos viviendo en la era del Gran Hermano. Incluso mencionaba cómo nuestros datos estaban siendo comercializados como el nuevo oro. Antes, cuando mencionabas estas afirmaciones, solían responderte en el 99% de los casos con un “ponte el gorrito de aluminio, lunático”. Afortunadamente, todo eso cambió gracias a las filtraciones de personajes como Snowden, Julian Assange de WikiLeaks, entre otros.

Imagen sacada de acá.

Ahora bien, después de dicha introducción procederé a explicar por qué este título puede resultar difícil de aceptar para algunos.

Justamente hay un artículo especial en GNU.org titulado: “El software de Google es malware” en donde brevemente explican lo siguiente:

“El software que no es libre (privativo) a menudo es malware (diseñado para maltratar a los usuarios). El software que no es libre está controlado por quienes lo han desarrollado, lo que los coloca en una posición de poder sobre los usuarios; esa es la injusticia básica. A menudo los desarrolladores y fabricantes ejercen ese poder en perjuicio de los usuarios a cuyo servicio deberían estar. Habitualmente, esto suele realizarse mediante funcionalidades maliciosas”.

De allí proceden a realizar una lista de los hechos más relevantes en donde se puede confirmar tal afirmación, de los cuales voy a destacar los más severos, del más antiguo registrado al más reciente:

En mi día a día, desde que enciendo el ordenador hasta que lo apago, siempre intento dar prioridad al software libre. Utilizo herramientas de software libre por encima de cualquier software privativo, cuyo código no es visible ni puede ser revisado por mí ni por la comunidad. Aunque no tenga mucho conocimiento sobre programación, me tranquiliza saber que algo está bajo escrutinio público, donde los cambios realizados son visibles y tienen un propósito específico, sin posibles intenciones maliciosas. Debido a esto he sido tachado de purista y bueno, no lo puedo negar: lo soy y prefiero serlo, si alguien quiere entregar mis datos tengo que ser yo de forma voluntaria, de lo contrario sólo debería obtener una patada en el culo (disculpen la palabra messieurs).

En un mundo idealista tendríamos la posibilidad de usar fácilmente hardware libre y software libre. Además, de contribuir económicamente a dichos proyectos, pero… la realidad es muy diferente y es que, estos héroes sin capa poco se les ve retribuido sus esfuerzos y la asequibilidad del hardware libre no es para nada fácil y más en países en vía de desarrollo, por lo que nos toca confórmanos con lo que hay, aunque no hay que rendirnos y ser positivos. Por lo que dejo estás letras muy en claro, ya que sé que saldrán algunos prejuiciosos a alardear desde sus posiciones favorecidas.

Debido a todo esto, no puedo evitar mirar raro y rechazar a quienes en mi día a día prefieren que les escriba por aplicaciones cómo WhatsApp (qué lo mantengo por obligación , versión corporativa y obviamente aislada) , teams, Facebook, Messenger o cualquier basura privativa, por lo que para acortar camino prefiero decir “no, gracias” y justo hace unos días en Mastodon alguien me genero una gran idea, creó que fue Random, quién mencionaba algo cómo “La gente, entre identidad y principios, elige” y allí empece a basarme de la siguiente forma:

  • La gente, entre identidad y principios, elige no ser nada.
  • La gente, entre identidad y principios, elige sabotear sus propios valores.
  • La gente, entre identidad y principios, elige perderse en un laberinto de irresponsabilidad.
  • La gente, entre identidad y principios, elige tirar un dardo a ciegas en el mapa de la estupidez.
  • La gente, entre identidad y principios, elige pensar que tomar malas decisiones es el último grito de la moda.
  • La gente, entre identidad y principios, elige  abrazar la mediocridad como si fuera una medalla de honor.
  • La gente, entre identidad y principios, elige  rendirse al lado oscuro de la indecencia.
  • La gente, entre identidad y principios, elige abrazar la ineptitud como un estilo de vida.
  • La gente, entre identidad y principios, elige  bailar en el campo minado de la elección equivocada.

El contexto de tales textos es que fueron indirectas MUY directas para todas esas instancias pro-FANTAsticas qué perdieron su brujula de la moral y en el gran debate de si se debería dejar o no dejar entrar a Meta al Fediverso por medio de Threads, por lo que estos de forma poco interesada (claro qué no) afirmaban ser permisivos con tal unión. Por lo que, hechos cómo los mencionados en este artículo se olvidaron y procedieron automaticamente a ponerse de rodillas, bajarle el cierre a los de Meta y proceder con lo que ya sabemos.

En fin, un artículo medio para colocar la basura donde pertenece… entre menos software privativo, mejor (la existencia de este es necesaria, es cómo el YING YANG, por lo que será un argumento menos para mis detractores, no quiero que desaparezca) y lo obvio: no abandono mis principios.

Imagen sacada de acá.

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