Durante mucho tiempo he dejado de lado el sobrepensamiento. Llegué a un punto en el que creí que al fin había superado ese lío psicológico, pero no, de la nada vuelve y lo peor es que sucede prácticamente cuando estoy en “el mejor momento”. Es algo que me tiene un poco desanimado y de lo que día tras día intento evitar, trabajando constantemente en no encerrarme en tales pensamientos excesivos. Por ello mismo, escribo esto a modo de liberación.
Usualmente, este comportamiento me despierta en momentos de alta actividad, de estrés o mientras estoy en discusión con alguien, quizás dando una anticipación de los posibles casos catastróficos que podrían ocurrir, tal como un hoyo fatalista invocando la teoría de Murphy; condenado a fallar.
¿Qué es el sobrepensamiento?
“El sobrepensamiento, también conocido como pensamiento excesivo o rumination, se refiere a la tendencia a centrarse demasiado en los detalles de un evento pasado o futuro, lo que puede llevar a una ansiedad o estrés innecesario. Este tipo de pensamiento puede ser tanto positivo como negativo, dependiendo de si se centra en aspectos constructivos o destructivos de una situación. Sin embargo, cuando el sobrepensamiento se vuelve excesivo, puede interferir con la capacidad de una persona para concentrarse en la realidad presente y tomar decisiones efectivas”. Fuente.
“Pensar en exceso es algo común; sin embargo, esto no significa que sea positivo. El sobrepensamiento se manifiesta principalmente de dos formas: rumiación (pensamientos negativos repetitivos que no tienen una solución real) y la proyección (hacer predicciones a menudo catastróficas sobre el futuro)”. Fuente.
Siempre ha sido mi problema
Un caso concreto en donde suele afectarme este tipo de lío psicológico es en las relaciones. Parece ser que siempre soy el más inseguro o ansioso de la relación. Entonces, mientras se están tomando decisiones o queremos llegar a un acuerdo, intento que, en su defecto, todo salga lo más perfecto posible. Lo que comienza a agobiarme es que algunas cosas fallen, especialmente cuando no tengo el control. A eso le sumo que durante el momento estoy pensando en los diferentes casos en los que todo podría salir mal, y en el porqué de cada cosa.
Es un maldito sentido adicional en el que todo el tiempo me está poniendo a dudar. ¿Estás seguro de hacerlo? ¿Le agradará a ella? ¿Es lo correcto? ¿Y si no le interesa? Son muchas cuestiones por las que termino tomando una muy mala decisión con tal de «prevenir» que esto avance a peor o hacerme ver como un paranoico en serie.
Esto en las relaciones interpersonales es una maldición con la que toca lidiar día tras día, debido a que, en su defecto, se generan malinterpretaciones sobre lo expresado o las acciones cometidas por dicha persona. Excesivamente, pienso en esa forma de actuar y en por qué podría ser, cuando razonablemente me cuestiono a mí mismo, creyendo que puede ser una acción poco intencional. Pero he imaginado todo lo contrario simplemente porque mi mente toma un fragmento de la situación y lo autocompleta rápidamente para obtener una respuesta «defensiva».
Estoy seguro de que a muchos les ha llegado a suceder este tipo de cosas o que aún lo padecen. Se dice que lo mejor es centrarse en cada una de las actividades individualmente, realizar ejercicio físico para desestresar la mente y «confiar» en el proceso. Es lo que me propongo hacer… dejar de darle importancia a tantas cuestiones… quizás me ayude a no arruinar mis relaciones.
Debes relajarte
Y en cuanto a tus relaciones lo mejor es no tratar de adivinar lo mejor siempre en esas cuestiones es mejor ser natural con todo y tus defectos y olvidos
Tienes razón Nora, muchas veces uno se deja afectar por la presión del momento, con ello tomar malas decisiones; al menos se debe de reconocer el momento indicado para tomarse un “breake” hehe.
Gracias por leer y aportar; saludos.