¿Son las alternativas Europeas una solución? Breve pensamiento

Hace varios días estuve intercambiando correos con un gran amigo, en el me comentaba acerca de una iniciativa dentro de la comunidad pro privacidad, en la que están tratando de impulsar alternativas Europeas, dejando de lado la tecnología americana, tanto por ideología como por “seguridad” aunque ¿Qué tanto esto esto es verdad?

La respuesta corta es; regular (toca hacer un gran filtro y descartar).

Respuesta larga: Europa ha demostrado un enfoque más estricto en materia de privacidad y protección de datos en comparación con otras regiones, especialmente con Estados Unidos. Regulaciones como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR) han puesto límites más claros a la recopilación y el uso de la información personal, algo que muchas grandes empresas tecnológicas estadounidenses han intentado sortear. En este sentido, optar por soluciones tecnológicas europeas puede ofrecer un mayor nivel de protección y control sobre los datos personales de los usuarios.

Además del factor normativo, está la cuestión ideológica. Para muchos dentro de la comunidad pro privacidad, la tecnología estadounidense representa un ecosistema dominado por el extractivismo de datos y la vigilancia masiva, ya sea con fines comerciales o gubernamentales. Casos como PRISM o las filtraciones de Edward Snowden han reforzado la idea de que la infraestructura digital en EE.UU. no siempre actúa en beneficio de los usuarios.

No obstante, aunque las alternativas europeas pueden ofrecer mejores garantías en términos de privacidad, hay matices importantes a considerar. La infraestructura tecnológica global sigue estando en gran medida interconectada, y muchas empresas europeas dependen en algún grado de servicios estadounidenses, ya sea en hardware, redes o incluso software. Además, no todas las soluciones europeas son perfectas o equivalentes en funcionalidad a las opciones más populares de EE.UU.

Caso concreto en el que Europa aún no tiene una buena alternativa es la mensajería. Desde hace mucho se ha impulsado el uso de, por ejemplo, Olvid, de procedencia francesa, sobre la cual ya escribí en su momento y de la que, en resumen, no recomendaría debido a la paradoja del Estado francés, en el que, por un lado, promulgan leyes a favor del debilitamiento del cifrado, que incluso desde 2005 han estado tomando medidas en cuanto a la vigilancia en línea y el aumento del control sobre su tecnología; y por otro lado, promueven alternativas propias para ‘reemplazar’ las herramientas americanas de las que desconfían. ¿Acaso lo de ellos no genera desconfianza? Ambas naciones tienen un gran historial creando lo que Orwell imaginó en su momento. De hecho, Francia también tuvo su escándalo con el software Pegasus, por lo que es una gran contradicción.

Y bueno, creo que, al final de cuentas, vayamos a donde vayamos, caeremos casi que en el mismo saco, todo gracias a la infraestructura omnipresente de Cloudflare y ni mencionar los servicios de Amazon con sus integraciones en la nube (todo su esquema de servidores). Por lo tanto, al final de cuentas, no basta solo con evitar naciones como EE. UU., China, Francia, sino también la tecnología que las integra. Así que tendremos que hacer un filtro demasiado exhaustivo para poder ‘confiar’ en cualquier alternativa existente. Actualmente, creo que lo más importante es el prestigio que se tiene. Un ejemplo es la mensajería Signal, que, a pesar de su historia y su procedencia, es una aplicación de culto que aún parece ser la más popular a nivel global debido a que ha pasado diferentes escrutinios a lo largo de su historia.

La conclusión en sí, sería: auto alojar todos los servicios que utilices y que puedas implementar.

A continuación una breve tabla que elabore en OnlyOffice para tener en cuenta cómo se vería este sector según las alternativas que se cuentan (claramente no están todas, es solo para representar dicha idea):

Imagen generada, en donde representa el sector de la privacidad en línea.

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