Por un bien termina uno haciéndose un mal

Hace un tiempo, comencé en mi blog una iniciativa con mucha ilusión, en la cual quería resaltar y demostrar que era posible, como persona natural, realizar donaciones a proyectos de Software Libre cada cierto tiempo, adoptando una postura autosustentable en la comunidad que prolongara más la vida de los diferentes proyectos que suelo usar día a día. Porque sí, debemos ser realistas: ¡nadie vive del aire! Y esos desarrolladores que están detrás de cada proyecto necesitan al menos un respiro; un buen gesto por parte de sus usuarios.

Desde que empecé a adoptar el movimiento del software libre, comprendí que había muchas formas de colaborar con los diferentes proyectos y que cualquier aporte era más que necesario para agradecer a los diferentes autores sus esfuerzos por mantener una comunidad que quiere escapar de los grandes monopolios y la vigilancia masiva. Por ello, siempre he recalcado en mis diferentes artículos la importancia de la misma. Para este 2024, tenía pensado dedicar un espacio en particular en el que, por lo menos cada mes, pudiera beneficiar a un proyecto en concreto con un modesto aporte. Cuestión que comenzó bien y terminó muy mal.

Realmente, solo pude donar a dos proyectos en Febrero: SimpleX Chat fue uno de ellos y F-Droid el segundo. Al parecer, todo iba bien, pero tal y como la Ley de Murphy dice: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”, y ahí fue cuando me dieron un gran golpe. Resulta que, al finalizar Febrero, era mi último pago del mes. Cuando yo, muy tranquilo y campante, me fui a retirar al cajero más cercano del trabajo, de la nada comenzó a salirme mensajes de que no era posible retirar el dinero. Me quedé extrañado y seguí intentando una y otra vez. Pensé que era problema del chip de mi tarjeta, así que me fui a casa a verificar en línea si al menos tenía fondos, lo cual me generó un alivio al comprobar que no me habían hurtado digitalmente.

Ahora, la gran cuestión era: ¿Cómo retiro ese dinero? Cómo había sido un sábado y los canales de atención solo funcionan durante semana, espere hasta el lunes para comunicarme con el banco, los cuales fueron enfáticos en que me dirigiera a una sede principal para verificar el estado de mi tarjeta, pasaron los días y mis horarios laborales no me daban un respiro, hasta que se llegó el día, prácticamente mitad de semana y cuando por fin creí que tendría una solución rápida, salen con un lento proceso.

En la sede del banco, la única solución que me dieron fue que llamara desde sus teléfonos oficiales y verificara mis datos (algo mega redundante que podría hacer incluso desde casa). Luego de comprobar mis datos y el descarte de daño del chip, quedaron en revisar mi caso y obtener una respuesta en máximo dos días… la verdad ya comenzaba a sentir impaciencia ¿Cómo era posible que no pudiera utilizar mi dinero? Era cómo tener vehículo sin combustible.

Empecé a explorar opciones y nuevamente caí en la comunicación en línea. Les comenté la situación y cómo necesitaba prioridad para realizar mis retiros sin inconvenientes. Después de mucha espera, el banco lo que hizo fue interrogarme, preguntando por mis últimos movimientos, pidiendo nombres a los lugares a los que había hecho depósitos, las cantidades y la finalidad de la misma. Todo esto me pareció mega turbio. Según ellos, su argumento era que debían comprobar que fuera yo realmente quien había hecho los movimientos y no un pirata o alguien que hubiera robado mis credenciales. Aunque dentro de mi paranoia imagino que todo esto era más que todo por los proyectos en particular a los que doné y su misión. De cierta forma, es la teoría que más cobra sentido en mi cabeza. En fin.

No era la primera vez que hacía pagos en línea con mi tarjeta. De hecho, el blog y sus servicios los pago con mi tarjeta anualmente y otros servicios que tengo contratados de manera mensual y nunca había tenido ningún inconveniente hasta ahora ¿Después de esa llamada te dieron apertura inmediata? NO. Justo cayó en fin de semana y se sumaba un lunes festivo, por lo que me tocó esperar varios días más para la respuesta de activación. Prácticamente, estaba un poco sin esperanza por dicha situación y el cómo afectaba mis cuentas, tanto es así que aunque tuviera dinero en mi cuenta, realmente congelado, tenía que pedir prestado dentro de mi círculo íntimo para poder desenvolverme en mi día a día, a esos extremos llegué y fue una locura.

Pasaron los días y la activación de mi cuenta fue efectiva, aunque me dejó un muy mal sabor. De hecho, es el día en el que he dejado de tener en cuenta hacer cualquier pago en línea con la tarjeta, de verdad no quiero volver a pasar por la misma situación; por lo mismo, es que siempre he preferido el dinero físico por encima de cualquier plataforma de control de pagos, considero que son:

  1. Inseguros.
  2. Inestables.
  3. Poco efectivos.
  4. Pocos privados.

¿Saben qué es lo más irónico de toda está situación? Es qué cuando el banco me llamo a avisar la reactivación de la tarjeta, el asesor me expreso que hubiera podido realizar los retiros de dinero físico en las oficinas oficiales… a pesar de que estuve allí, cara a cara de los ineficaces asesores, nunca me dieron esa posibilidad (en ese momento me surgió una risa nerviosa de querer acabar con ellos).

Por toda está situación es que he decidido pausar la iniciativa hasta que analice en profundidad la situación y el cómo podría evitar a futuro esos mismos inconvenientes.

Gracias por leer, quedo atento a cualquier corrección u aporte; saludos.

Imagen sacada de acá.

4 comentarios en «Por un bien termina uno haciéndose un mal»

  1. C3po dice:

    Nada como tener siempre guardado algo de diinero físico, o sacarlo nada más cobrar el salario.
    A veces hasta caen las conexiones y te quedas ko.
    Podría ser como a mi: por usar anteriormente una VPN con bancos. Ya uso mi IP real ahí y en sitios que me conocen.

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    1. Gatooscuro dice:

      Cierto, es mucho mejor tener todo a la mano físicamente para evitar cualquier sorpresa, son situaciones y fallos de los que uno aprende; gracias por leer y comentar.

      Saludos.

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  2. 𝗞𝗡𝗧𝗥𝗢 dice:

    ¡Hola, Gato!

    A medida que iba leyendo, en tu crónica, la burocracia que tuviste que atravesar, me iba acordando de una canción. Es que sí: me parece que te faltó cascarilla. 🤭

    Porque acá la donación o no donación poco tiene que ver. Acá lo que queda de manifiesto es que los bancos realmente se creen dueños de tu propio dinero. ¿Acaso es un nuevo tipo de esclavitud? ¿O es, apenas, un motivo para que siga existiendo más aún el mercado anónimo (y físico) del dinero en efectivo?

    ¡Un cordial abrazo desde el Sur! 💸

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    1. Gatooscuro dice:

      ¡Hola, KNTRO!

      Interesa canción, suena bastante bien, con un color tropical… justo acabo de notar que fue subida por ti y que posees el número de la bestia en subscriptores (666) jajaja ¿Coincidencia? No lo creó, donde tuviera mi cuenta rompía esa relación, pero no poseo cuenta.

      Y sí, malditos bancos que quieren adueñarse de lo nuestro, pero bueno… en algún momento habrá formas y alternativas para saltar sus restricciones; saludos.

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